En medio de un río turquesa se
encuentra una isla en donde crecen árboles de guindas, o de cerezas…
A la hora de la siesta, en verano,
sin pedir permiso nos cruzábamos para robar la fruta roja y tibia (algo
completamente desaconsejable).
La historia sigue; la historia no me
pertenece… O si? Hace años la escuché… Ladrona.
Insolente, la historia reverbera
sobre el agua de este río; mucho tiempo después, resucita.
Cuánto tarda una historia en morir?
1 comentario:
Espero que nunca mueran las historias bellas como ésta que nos cuentas.
Un posta especial, muy bien "ilustrado" y escrito. Me cautivó, Elisa.
Un beso,
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